Años van, años vienen y el tema de la digitalización sigue inquietando a las empresas, sobre todo a aquellas que se hallan rezagadas y no han logrado que la tecnología juegue de verdad a favor del negocio. Ciertamente muchas organizaciones han hecho incorporaciones interesantes que la acercan a la digitalización; sin embargo, hablamos de un camino interminable. Para las compañías que aún no arrancan o no están seguras de la fase en que se encuentran reunimos tres cambios de base que se deben experimentar para afirmar que la empresa está digitalizada o, al menos, ya se subió al tren.

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Dejar el papel

Dejar el papel supone un reto importante para los minoristas o para las empresas que brindan servicios profesionales, de hecho, puede resultar aterrador para los despachos tradicionales. Esto es porque históricamente existe una relación entre el papel y la confianza, aunque la verdad es que dejar atrás ese compuesto de celulosa presenta muchos beneficios. Aparte de la repercusión positiva sobre el medio ambiente, permite ahorrar tiempo en la búsqueda de información, ahorrar espacio, incrementar la seguridad de la información y disminuir costos. A simple vista lo anterior podría parecer llano; no obstante, cuando se deja el papel e implementan sistemas que unifican la información y otorgan facilidad de acceso a esta, la eficiencia aumenta de forma considerable, y la eficiencia es clave para subsistir en el universo de la hipercompetitividad. Se trata de una acción obligatoria si se busca la expansión del negocio y aprovechar la analítica como disciplina.

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Automatizar tareas rutinarias

Tener el chance para dedicarse a lo que realmente le genera valor a la compañía es, por mucho, el gran beneficio de la automatización, además de que con esto los errores de factor humano disminuyen, como esos cuando nos equivocamos en un número al llenar un campo. Hablamos en gran medida de acciones administrativas que se pueden programar por medio de herramientas informáticas específicas y a las que, gracias al internet y la nube, podemos darle seguimiento desde cualquier punto geográfico. Con seguridad, una empresa que se afirma digitalizada recopila y organiza la información del cliente de modo automático, gestiona de la misma forma contratos y proyectos, también así genera y envía cotizaciones y facturas, paga cuentas, administra citas y reuniones. Cuando se alcanza ese nivel de sistematización, la productividad da un salto y el talento logra aprovechar mejor las oportunidades.

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Trascender de la típica plantilla de cálculo

Un negocio que necesita adaptarse al entorno con rapidez y crecer debe ir más allá de la tradicional hoja de cálculo. Con esto no se quiere decir que usar Excel esté mal; Excel es y seguirá siendo un apoyo sustancial para muchas empresas, en especial para las pequeñas y medianas que no han tenido los avances tecnológicos tan a la mano. Lo que se quiere destacar es que para aumentar la complejidad de los procesos empresariales es preciso implementar aplicaciones o sistemas que respondan a las proyecciones del negocio, desarrollos que admitan unificar bases de datos, que trabajen en diferentes lenguajes y sean flexibles y escalables para que tanto la empresa como la tecnología crezcan a la par. Las compañías que han adoptado herramientas más poderosas desde luego han aumentado la inteligencia empresarial y desarrollado nuevas competencias basadas en los datos.

¿Y luego? Una vez dados estos pasos se podría afirmar que en cierta medida la empresa está digitalizada y se podría comenzar a hablar de transformación digital y procesos disruptivos para el negocio, como aquellos que ponen al cliente en el centro de la estrategia e implican la práctica de la innovación para llegar a nuevos mercados.

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