Necesaria y crítica, así es la transformación digital y, si dirigimos una organización, debemos afrontarla.

Mucho se ha hablado de la transformación digital, pero ¿qué creen? Todavía este proceso no ha llegado a todas las organizaciones. De hecho, algunas aún confunden el término con el de la digitalización. Lo cierto es que se trata de una posibilidad para elevar la competitividad y de dos fases diferentes que, aunque tienen mucho que ver, poseen cada una sus propias características.

Si deseamos que nuestro negocio se mantenga próspero y a flote en un entorno que lo único que puede asegurar es el cambio, debemos saber cómo sortear la realidad digital con el mayor tino posible, por eso, en las líneas que siguen estableceremos tres pasos para hacerle cara a la transformación digital en la empresa sin morir en el intento, no sin antes aclarar su diferencia con la digitalización.

Digitalización vs. transformación digital

Cuando hablamos del cambio de herramientas tradicionales por herramientas digitales para darle a estas esencialmente el mismo uso que las primeras, hablamos de digitalización. Por ejemplo, cuando se tiene que organizar una fuerza de ventas, en vez de ordenar a las personas y acciones con la ayuda de un pizarrón de la sala de juntas, se hace en una planilla de Excel que es enviada por correo electrónico. Lo anterior, si bien facilita las tareas, no representa un cambio notable en la productividad de la empresa.

Por el contrario, si se adopta un CRM, no solo se organizará el proyecto con precisión, sino que el sistema proporcionará unas métricas que permitirán medir el desempeño y optimizar la gestión. En este caso, hablamos de transformación digital. Se trata de un fenómeno que ha puesto sobre la mesa la necesidad de que la compañía cuente con colaboradores con competencias digitales y desarrolle una gestión de la cultura organizacional que aborde la gestión de las personas como eje del cambio.

Una vez entendidas las diferencias y con miras a aumentar la competitividad de la empresa en la vertiginosa revolución industrial actual, identificamos tres pasos para darle la cara a la transformación digital con éxito.

1. Definir el qué

Esta fase implica un estudio del modelo de negocio actual y los objetivos buscados en los distintos plazos frente a la estrategia tecnológica empleada. En este paso se debe identificar el nivel de madurez en tecnologías de información que posee la empresa: ¿se quedó en el fax?, ¿emplea algún tipo de analítica? Asimismo, elaborar supuestos para identificar las áreas donde la transformación digital puede ayudar a generar valor. Visto de otra forma, se busca responder ¿qué tan alineados están las estrategias de negocio y la tecnológica?; también, ¿qué puede hacer la transformación digital para impulsar a la organización?

2. Definir el porqué

Luego de establecer una línea base, hace falta hacer el ejercicio de determinar el porqué de la transformación: su misión o razón de ser. Esto surge porque un proceso que implica esfuerzos importantes en materia técnica, humana y económica no se debe abordar de manera arbitraria, sin un timón y una ruta de navegación; exige tener claro la razón del cambio para llegar a buen puerto. Por lo general, las empresas desean evolucionar para aumentar la competitividad, pero que eso se materialice por medio de una mejor experiencia del cliente o el desarrollo de un nuevo producto, dependerá del tipo de negocio y los objetivos.

3. Definir el cómo

Una vez realizado el estudio del negocio frente a la tecnología y comprendido el móvil para afrontar el cambio, para lograr los objetivos propuestos con los parámetros de eficacia y calidad correctos se precisa establecer un marco de trabajo que contemple determinadas aristas clave en la era digital. Enlistamos la práctica de la innovación disruptiva, hacia adentro y hacia fuera de la organización; una cultura basada en datos, que debe evolucionar conforme avanzan las técnicas de inteligencia de negocios; y la omnicanalidad, para mejorar la experiencia del cliente y trabajar en un entorno de colaboración.

Finalmente, sin importar la metodología adoptada, también se tiene que considerar la vinculación de todas las áreas de la compañía para concretar la transformación, mismas que tendrán que manifestar toda la disposición posible para el cambio y generar valor para el negocio bajo un nuevo paradigma. Como es sabido en el mundo empresarial, es el trabajo en equipo lo que garantiza la materialización de una visión. ¡Manos a la obra!

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